Llevo tiempo sin manifestarme en este aspecto, pero, ante las notificaciones que me han pasado varios conocidos, me veo obligada a informaros. A decir verdad, podría optar por la vía de la denuncia, pero estoy muy cansada de esta gente, que casi cinco años después sigue intentando aprovecharse de mí y de mi libro a mis espaldas, y no me apetece meterme en embrollos legales. Todo es cuestión de cuánto me inflen las narices. Mientras tanto, comunico a mis lectores algo que creo fundamental:
La primera edición que se hizo de El mundo de las cuatro lunas fue la azul (la de esta imagen). Fue publicada por Serendipia (una editorial de Ciudad Real) en 2016, con una edición lamentable que pasó por alto muchas de las cosas que yo había apuntado y corregido. Se negaron a pagarme el coste de la portada, se negaron a asumir su responsabilidad por los fallos de la edición, no distribuyeron el libro por ningún lado ni llevaban la cuenta de las ventas y fueron opacos hasta el extremo en cuestión de pagos (y solo me pagaron cuando hablé de llevar el tema a mayores por incumplimientos de contrato). No me da miedo decir nada de esto, porque es la verdad. Fue lo que pasó, sobran las pruebas al respecto (que bien adjunté en el burofax que me vi obligada a enviar). No es algo que me apetezca callar, por más que el editor, cuando traté de avisar por WhatsApp a unos amigos escritores, quisiera denunciarme por difamarlo. Esta gente, a la que le permití liquidar las existencias de esa tirada (respetando mi porcentaje de beneficios), sigue vendiéndolo y negando sus ventas. Casi 5 años después. No puedo controlarles sin denunciarles, así que os pido una cosa. Por favor, por vuestro bien (porque esta edición es una basura) y por mi bien (porque para darle algo a esta gente, prefiero regalaros el libro), no compréis el libro con esta portada.
Si queréis adquirirlo, comprad la edición morada, que está muchísimo más respetada que esa vergüenza que presenté hace años. De esta forma, no solo estáis apoyando directamente a una escritora pequeña, sino evitando la corrupción dentro del terreno editorial. No deberíamos permitir que editoriales de esta índole sigan campando a sus anchas.