Vuelve La Rosa Blanca

¡Ya es oficial!

Vuelve La Rosa Blanca con la reedición de El mundo de las cuatro lunas, y lo hace cargada de sorpresas.

Si eres de los que ya se leyó el primer libro y tienes ganas de hacerte con el segundo, no te preocupes: iré revelando noticias sobre su publicación.

¡Permanece atento!

Mi experiencia en la Jornada de Manchaarte

Ayer finalmente se celebró la primera Jornada de Fantasía, Terror y Ciencia ficción organizada por Manchaarte en Ciudad Real.

Debo admitir que era mi primera vez en una mesa de debate de estos tres géneros (de cualquier género, en verdad) y que la disfruté como una enana. Tuve la oportunidad de conocer a grandes autores como Carlos Sisí, autor de Los Caminantes, y David Luna (El Laberinto Tennen) y Dioni Arroyo (Fractura). Fue una tarde llena de risas, grandes ideas, consejos y anécdotas que recordaré siempre con mucho cariño. Este tipo de experiencias sin duda nos abren el mundo a autores noveles como yo que luchamos día a día por hacernos un hueco en este mar de libros. Estoy muy agradecida por haber sido invitada y repetiría experiencia sin pestañear.

Si queréis ver la noticia en El Lanza, podéis pinchar aquí.

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Voluntad… y mucho café

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El otro día en la Manchacómic, una chica y un chico (majísimos) me preguntaron cómo era capaz de compaginar la vida de estudiante de medicina con la de escritora. Les respondí en broma que con mucho café. Bueno, eso es cierto en mis épocas de mayor estrés cuando el sueño es un lujo que no me puedo permitir, pero… no es mi rutina. Les dije eso porque, sinceramente, no sé cómo lo compagino. De hecho, sin haberme colocado todavía en la especialidad y el hospital que quiero y sin haberme dado a conocer como escritora fuera de mi entorno, no puedo decir siquiera que lo esté compaginando.

No sé cómo será mi vida cuando sea médica. Espero poder decir «es más fácil ser médico-escritora que estudiante-escritora», pero ¡quién sabe! Y es cierto, tampoco sé cómo lo compagino. Cada día es un juego de balanzas. Lo que sí tengo claro es que tanto para ser escritor como para ser médico hace falta un tipo especial de resistencia, que todos tenemos, pero que no todos trabajan. Porque, seamos sinceros, la voluntad es un músculo. Si no se ejercita, se va atrofiando.

Hay muchos escritores en España y conozco a muy pocos que se dediquen exclusivamente a escribir (y no mueran de hambre). Todos nosotros, de una manera u otra, por vocación o por obligación, nos dedicamos a algo más. Todos trabajamos a diario ese gran músculo llamado voluntad.

¿Que cómo lo compaginamos? Pues… con esfuerzo, supongo. Y café. Mucho café.